El Anti - Aging
Revertir el proceso del envejecimiento siempre ha sido una de las metas más grandes de la humanidad. Hoy en día, por medio de la Medicina Anti- Aging, podemos lograr retrasar este proceso.
El cuerpo humano tiene 2 edades distintas: la edad cronológica, que es la que celebramos cada cumpleaños. La otra es la edad biológica, la edad de nuestros órganos, la que depende de nuestros hábitos, actividad física y alimentación. Al seguir un plan de Medicina Anti -Aging podemos lograr tener una edad biológica de 15 a 20 años menor que la cronológica. En otras palabras, tuviéramos la experiencia de una persona de 50 años, pero con la energía y salud de una de 30.
Sus objetivos principales son: mantener la salud y prevenir la enfermedad a medida que envejecemos, retrasar e incluso revertir el proceso del envejecimiento, y prolongar los años de vida manteniendo la misma energía, vitalidad y fuerza que se tiene durante la juventud. Al seguir un plan de Medicina Anti - Aging la persona se va a sentir más joven, va a tener una óptima función mental, y una mejor composición corporal y apariencia de la piel.
Si queremos retrasar el proceso del envejecimiento, primero debemos entender por qué envejecemos. El envejecimiento es multifactorial, y existen múltiples teorías que tratan de explicarlo. Una de ellas, es la disminución de los antioxidantes naturales de nuestro cuerpo.
Cada vez que comemos algo, nuestro cuerpo lo quema para convertirlo en energía, a través del conocido proceso del metabolismo. Durante este proceso, se forman unos productos de desecho llamados Radicales Libres. Normalmente, nuestro cuerpo los elimina a través de los antioxidantes naturales. El problema, es que a partir de los 30 años de edad, los antioxidantes naturales de nuestro cuerpo empiezan a disminuir, ocasionando una acumulación de estos productos de desecho en el cuerpo. La consecuencia es que no seamos capaces de combatir adecuadamente enfermedades, ni mantener una buena función física y mental. La manera más efectiva de ayudar a nuestro cuerpo, es añadiendo los antioxidantes en la alimentación, y las fuentes más ricas de estos alimentos son las frutas (fresas, blueberries, manzana, naranja) y los vegetales (espinaca, brócoli, pimiento rojo, espárragos). Al aumentar nuestros niveles antioxidantes en el cuerpo, mejoramos nuestra calidad de vida rotundamente.
Otra de las razones por la cual envejecemos (y quizás la más importante), es la disminución de los niveles hormonales en nuestro cuerpo. Muchas personas asumen que es “normal” que a medida que vamos envejeciendo, se nos olviden las cosas, aumentemos de peso, estemos cansados, tengamos falta de deseo sexual, depresión, ansiedad, calores, etc. La verdad es que esto es un concepto totalmente erróneo. Envejecer no es sinónimo de pérdida de calidad de vida. La razón por la cual presentamos estos síntomas, es porque las hormonas de nuestro cuerpo empiezan a disminuir alrededor de los 50años. Las hormonas son responsables de regular casi todas las funciones del cuerpo humano, y si hay deficiencia en ellas, nuestro cuerpo no funciona adecuadamente y aparecen las manifestaciones mencionadas anteriormente.
La buena noticia, es que no hay necesidad de aguantarse estos síntomas. A través de la terapia de reemplazo hormonal, podemos restaurar la pérdida hormonal y recuperar la calidad de vida. La meta es que la persona tenga niveles hormonales similares a los que tenía durante la juventud. ¡Podrá uno tener 50 años, pero sentirse como de 20!
En conclusión, el combo ideal para combatir el envejecimiento incluye un balance hormonal, nutrición adecuada, actividad física regular, peso saludable y reducción del estrés. Si controlamos todos estos factores, disminuimos considerablemente el riesgo de padecer enfermedades asociadas al envejecimiento como obesidad, diabetes, infarto, derrame o cáncer. Uno de los datos más importantes en este tema es que la probabilidad de padecer una enfermedad depende 80% del estilo de vida y solamente 20% de la genética.
Al optar por un estilo de vida saludable, tenemos el poder de retrasar e incluso prevenir la aparición de enfermedades. ¡No hay que esperar a tener la enfermedad, mejor prevenirla!